COVID-19, aerosoles y OMS: una falacia de hace 100 años que hoy nos pasa factura
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Resumen: evidencia respalda que el rol de la transmisión por aerosoles del COVID-19 es incluso más preponderante que mediante contaminación de objetos. Ha habido una reticencia histórica en admitir la transmisión aérea de ciertas enfermedades. Es menester hacer hincapié fuertemente en la ventilación de ambientes y promover actividades al aire libre. Se propone usar medidores de CO2 como forma de que tan ventilado está un sitio. Se da una referencia de un simulador de transmisión aérea parametrizable para distintos espacios (aulas, oficinas, etc).
La Organización Mundial de la Salud afirmaba al 28/03 que el COVID-19 no se transmitía por al aire al punto de calificar esta aseveración de desinformación. Desde entonces ha virado su opinión a señalar que no existía evidencia concluyente, y recientemente a señalar con afirmaciones vagas que tal vez haya transmisión aérea. Si bien en el mundo científico es natural cambiar de opinión a raíz de las nuevas evidencias, el rol de la OMS sobre los policy-makers excede lo netamente científico y subestimar la transmisión aérea por falta de evidencia concluyente constituye un grave error de falta de consideración al principio de precaución.
Diferentes grupos científicos de renombre (entre los cuales se listan National Academies of Science, Engineering, and Medicine) han sostenido que “la evidencia científica acumulada a favor de los aerosoles como importante vía de contagio es indiscutible”. El mismo Dr Fauci ha reconocido que se ha subestimado la transmisión aérea y la CDC ha modificado su guía “How COVID-19 Spreads” en concordancia a sus declaraciones.
A raíz de la reciente evidencia es urgente una revisión de las medidas de prevención que se recomiendan para cada tipo de actividad, especialmente las que se refieren a ambientes cerrados.
José Luis Jiménez es profesor de la Universidad de Colorado y uno de los 239 científicos que pidieron a la OMS que reconociera el papel preponderante de los aerosoles en la pandemia. En su disertación para FCEN-UBA/CONICET nos brinda la evidencia contundente y formas de mitigar sus efectos.
Evidencia de transmisión aérea
En sus seminarios José Luis Jiménez contrasta la evidencia a favor de la vía de contagio por gotas balísticas (gotas que caen rápidamente, principal hipótesis que sostiene la OMS) vs los aerosoles (más pequeños que flotan en al aire).
Algunos puntos de la larga lista de evidencia (tinyurl.com/faqs-aerosol) son:
- Reducción del contagio en exteriores: la hipótesis de aerosoles es consistente con este fenómeno, en espacios cerrados los aerosoles no se disipan y la concentración del virus aumentaría. Mientras que las gotas balísticas debieran comportarse de forma similar en exteriores que interiores.
- Evidencias documentadas de supercontagios sólo explicables bajo la hipótesis de transmisión aérea. Como es el caso Skagit Choir (USA) donde 1 positivo derivó en 52 infecciones en una práctica de canto sin ventilación durante 2.5 horas (incluso a personas 13 metros detrás), sólo 3 personas compartieron el mismo baño y hablaron en una pausa de 10 minutos en grupos de 2–3. Probablemente la práctica del canto, mala ventilación y el calor (la convección mezcla mejor el aire y probablemente haya colaborado a facilitar el contagio).
- El virus del SARS-CoV-2 tiene un tamaño de 0.12 µm, sin embargo las gotas respiratorias tienen un diámetro de 5–10 µm según la OMS. Según este dato, los expertos en aerosoles y meteorólogos han señalado la imposibilidad de que dicho tamaño de gota caiga en un tiempo breve. En la misma página de la CDC se señala que una gota de 3 µm permanece en suspensión durante 1.5 horas y una de 10 µm lo hace durante 8.2 minutos.
Un error histórico
José Luis Jiménez desenmascara un error histórico respecto a la transmisión aérea de enfermedades. En 1910 Charles V. Chapin, -quién luego sería exitoso superintendente de salud de Providence, Rhode Island durante la pandemia de gripe española- escribió “The sources and Modes of infection” señalando que no había evidencia concluyente al respecto de la trasmisión aérea pero que difícilmente se pudiera imponer las exitosas medidas de evitar el contacto y proximidad entre personas si se admitía que se transmitía por el aire. A raíz de ello se impuso este paradigma por medio del cual se le ha exigido evidencia fuerte antes de reconocer que una enfermedad es de transmisión aérea. Lo que está sucediendo con el COVID-19 ya ha ocurrido con otras enfermedades como el sarampión, donde primeramente se sostenía que la principal vía de contagio eran gotas balísticas.
Sólo se ha reconocido la transmisión aérea para enfermedades muy contagiosas (como sarampión o tuberculosis) y es por ello que se ha instalado la falaz idea de que para que una enfermedad sea de transmisión aérea debe ser muy contagiosa. Lo cierto es que el modelo de transmisión por aerosoles es consistente con enfermedades no tan contagiosas y con la reducción del contagio por el distanciamiento social. Por otro lado, no reconocerlo nos lleva a errores en la prevención como subestimar la importancia de la ventilación, evitar espacios cerrados y el filtrado del aire.
Este paradigma imperante ha generado un feedback loop por medio del cual se ha retroalmientado a lo largo del tiempo: del grupo de voces expertas han quedado excluidos expertos en aerosoles. Esto probablemente se haya desarrollado de forma silente, sin intención: los expertos en transmisión de enfermedades se han decantado en especializarse en las teorías imperantes y los expertos en aerosoles se han dedicado a otras áreas, en el peor de los casos considerándoselos intrusos ignorantes cuando se han atrevido a atravesar esa línea. Pero constituye una prueba fehaciente de lo dañino que resulta para la ciencia la falta de interdisciplina y transversalidad.
Medidas preventivas
Reconocer que el COVID-19 puede propagarse por vía aérea nos lleva a hacer una revisión de las medidas de prevención especialmente de las actividades en lugares cerrados. Es importante recalcar que las medidas de higiene y distanciamiento social (distancia y uso de mascarilla) siguen siendo de primordial importancia. No obstante es importante, además observar que:
- La mascarilla debe ajustarse bien, especialmente para evitar la salida de aerosoles por los costados.
- Es importante evitar lugares cerrados siempre que se pueda trasladando las actividades al aire libre.
- En ambientes cerrados es importante mantener una buena ventilación (ventanas de negocios, oficinas y colectivos deben permanecer abiertas mientras haya gente adentro) con la posibilidad de utilizar filtros de aire.
- El uso del aire acondicionado re circulante no es recomendable puesto que evita de ventilar los ambientes.
José Luis Jiménez recomienda en su artículo de Medium el uso de detectores de dióxido de carbono para medir que tan ventilado está un ambiente. Los valores recomendados se pueden ver en tinyurl.com/covid-estimator donde han desarrollado un simulador de contagio aéreo en diferentes escenarios (escuelas, estadios, oficinas, etc) y del factor mitigante de las diferentes estrategias (filtrado, ventilación, entre otras).
Contacto
Mi nombre es Mariano Crosetti (marianocrosetti1993@gmail.com). Soy programador, científico de datos y estudiante de Ciencias de la Computación de la UNR.
Ser desarrollador en www.covidargentina.com.ar, analista de datos de la pandemia y voluntario en EndCoronaVirus me puso en contacto con analistas y referentes, y en contacto diario con artículos y reportes de última actualización acerca del COVID19.
Mi objetivo es tender puentes con las agencias públicas y presentar de forma digerida y sintética la información que considero más relevante.
Referencias
[1] World Health Organization (WHO)| www.facebook.com/WHO
[2] NPR Doubek, J. (2020, March 30). | “WHO Official Defends Guidance: ‘We’re Not Seeing’ Airborne Transmission.”
[3] World Health Organization (WHO)| “Modes of transmission of virus causing COVID-19: Implications for IPC precaution recommendations”
[4] Science | “Airborne transmission of SARS-CoV-2. ”Prather, K., Marr, L., Schooley, R., McDiarmid, M., Wilson, M., & Milton, D.
[5] National Academies of Science, Engineering, and Medicine, “Video 31 — CQ1 reflection and syntheses: Identifying opportunities and gaps on the path ahead by Kim Prather” (Airborne Transmission of SARS-CoV-2: A Virtual Workshop, 26 to 27 August 2020).
[6] Centers for Disease Control and Prevention (CDC) | “How COVID-19 Spreads”
[7] José Jimenez (Universidad de Colorado) | “Seminario IC/ICC: La Ciencia ante el CoVid-19–8/10/2020"
[8] CDC Research Letter 2020 | “High SARS-CoV-2 Attack Rate Following Exposure at a Choir Practice — Skagit County, Washington, March 2020.”
[9] CDC Research Letter 2020 | “Coronavirus Disease Outbreak in Call Center, South Korea” Shin Young Park, Young-Man Kim, Seonju Yi, Sangeun Lee, Baeg-Ju Na, Chang Bo Kim, Jung-il Kim, Hea Sook Kim, Young Bok Kim, Yoojin Park, In Sil Huh, Hye Kyung Kim, Hyung Jun Yoon, Hanaram Jang, Kyungnam Kim, Yeonhwa Chang, Inhye Kim, Hyeyoung Lee, Jin Gwack, Seong Sun Kim, Miyoung Kim, Sanghui Kweon, Young June Choe, Ok Park, Young Joon Park, and Eun Kyeong Jeong
[10] CDC Research Letter 2020 | “COVID-19 Outbreak Associated with Air Conditioning in Restaurant, Guangzhou, China, 2020” Jianyun Lu1, Jieni Gu1, Kuibiao Li1, Conghui Xu1, Wenzhe Su, Zhisheng Lai, Deqian Zhou, Chao Yu, Bin XuComments to Author , and Zhicong Yang
[11] José Jimenez (Universidad de Colorado) 31 Jul 2020 | “How to quantify the ventilation rate of an indoor space using an affordable CO2 monitor”
[12] Charles V. Chapin, M.D. Sc. D. 1910 | “The sources and modes of infection”